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EE. UU. arremete contra China aranceles del 25% tras una Guerra Comercial de 10 meses

  • Foto del escritor: María Fernanda Altamirano Barrales
    María Fernanda Altamirano Barrales
  • 15 may 2019
  • 5 Min. de lectura


Por si no te has enterado de la noticia que sacudió los mercados desde hace una semana, Merca Unplugged te tiene el chisme completo con lujo de detalle. Sin importar tu profesión, esto te incumbe porque eres consumidor y, si eres mercadólogo, esto te interesará.


Antecedentes:


Las dos mayores potencias del mundo, comenzaron sus disputas en enero del año pasado, cuando Estados Unidos impuso aranceles sobre los paneles solares y lavadoras importadas desde cualquier lugar del mundo. En marzo, entraron en vigor aranceles impuestos en las importaciones de acero y aluminio de todo el mundo, con lo que China contraatacó con unos aranceles a 120 tipos de mercancía provenientes de Estados Unidos con un valor de 3.000 millones de dólares. Por lo que, en julio el país norteamericano impuso nuevos aranceles a productos chinos valorados en 34.000 millones de dólares, y el país asiático no se quedó atrás, pues arremetió con otros 34.000 millones sobre bienes importados de Estados Unidos.


Luego, Washington anunció en agosto aranceles sobre más productos chinos, valorados en 16.000 millones, y Beijing respondió con aranceles equivalentes a 16.000 millones también, a productos estadounidenses. Un mes después, se añadieron nuevamente aranceles del 10% sobre mercancía china por un valor de 200.000 millones, a lo que China contraatacó con aranceles sobre productos importados del país norteamericano con un valor de 60.000 millones.


En total, Estados Unidos impuso tres rondas de aranceles a productos chinos durante el 2018. Y fue al final de esta tercera ronda en septiembre en que Trump amenazó con aumentar los aranceles del 10% al 25% para el primer día de 2019 en el dado caso de no llegar a un acuerdo entre ambas potencias para esa fecha. Sin embargo, extendió el plazo de esta amenaza para el 1 de marzo. Y en esta segunda fecha, se alivianó la tensión que se solía respirar entre ambos países, y las empresas comenzaron a trabajar cotidianamente pues, pronto llegaría el esperado acuerdo comercial entre Estados Unidos y China.



“Que al final no era cierto”


Cuando finalmente parecía que las dos economías más grandes del mundo llegarían al dichoso acuerdo comercial -el cual consistiría en nada más y nada menos que 150 páginas con una serie de modificaciones sistemáticas comprendidas en siete capítulos- China se echó para atrás después de varios meses de negociaciones, prescindiendo de su prometido de cambiar sus leyes para poner fin a los principales motivos que orillaron a Trump a iniciar la famosa guerra comercial. Entre los motivos de los que se acusaba al país asiático eran el robo de la propiedad intelectual de Estados Unidos, secretos comerciales, transferencias forzadas de tecnología, la política de competencia, acceso a servicios financieros, y la manipulación de la moneda.



“Cómo de que no”


El retroceso de China impulsó a Trump para imponer la tasa arancelaria del 25% sobre la lista de mercancías provenientes de China con la que había amenazado en septiembre del año pasado, a lo que China respondió que no se quedaría de brazos cruzados. Sin embargo, durante el fin de semana, Trump arremetió que, no sólo sería aquella lista aprobada en septiembre, sino que entraría en vigor dicha tasa arancelaria del 25% sobre otros 325.000 millones de dólares en importaciones chinas, equivalentes a prácticamente todo tipo de mercancía proveniente del país asiático.


La guerra que pagaremos todos


No por no ser parte de alguna de las potencias en cuestión, no significa que nos es ajeno todo este tema de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. ¿Acaso no nos incumbe si esto puede provocar que nuestra próxima compra sea un 25% más cara? De acuerdo a los expertos, esta guerra no puede durar mucho, es decir, a ninguno le conviene llevar esta disputa en un largo plazo. ¿Por qué? De acuerdo al economista Taimur Baig, jefe del DBS, ambos corren el gran riesgo de llevarse el 0,25% del PIB de sus respectivas economías este año.



¿Quién tiene las de perder?


No lo sabemos con exactitud, pero todo indica que, si Estados Unidos crece de un 2% a 3% anualmente, y China lo hace del 6% al 7%, el más afectado será Estados Unidos. Es por esto que, igualmente, no podemos asegurar para cuándo terminará la guerra, sin embargo, puede que no se extienda a más de un año, pues… no les conviene.


Por más que Trump pretenda impulsar la producción y economía nacional a través del consumo local, hasta ahora parece que los consumidores y productores estadounidenses son quienes asumirán la mayor parte de los costos efectuados por el aumento de aranceles. ¿Por qué? Hasta ahora, hay prácticamente de dos: o asumen los costos las empresas norteamericanas ya que la mayoría de sus insumos y materia prima provienen de China, o los asumen los consumidores en el precio de sus compras.


Asimismo, a lo largo de esta batalla, China ha respondido con incrementos en los aranceles contra Estados Unidos cada que el país norteamericano lanza un nuevo aumento en la tasa arancelaria, lo cual ha afecta a los sectores automotriz, tecnológico, textil, agrícola, y productos tales como medicinas, plástico, carbón, petróleo y reactores nucleares.


Ojo por ojo


¿Qué gana Estados Unidos al declararle la guerra a China con sus altas tasas arancelarias? No verlo crecer. ¿Qué significa? Estados Unidos pretende perjudicar a China quien en los últimos años ha crecido su economía exponencialmente y aspiraba a mantenerse así a través de su iniciativa “Made in China 2025”. Los aranceles perjudicarán a más de un 90% de artículos producidos a partir de bienes intermedios y de capital, lo que implica que también se verán afectados bienes que no son comercializados en Estados Unidos. Así pues, si China tenía planes de expansión, estos se verán congelados, causando un impacto directo e inevitable en la economía de Asia, especialmente en aquellos países involucrados en su cadena de suministros como son el caso de Corea del Sur, Singapur y Taiwán.



¿Qué puedo hacer yo como mercadólogo?


En el dado caso de que la empresa en la que trabajas se vea afectada por esta guerra arancelaria y decida no asumir los costos ocasionados, te toca a ti el gran reto de explotar tu creatividad para generar un excelente programa de mercadotecnia y publicidad, además de una serie de promociones que enganchen al cliente a consumir sí o sí tu producto sin importar el precio. Resaltar el valor agregado de tu producto es clave, y es crucial transformar la manera en la que entregas y comunicas tu estrategia de mercadotecnia cuando aparece en la mente del consumidor un impedimento para comprar tu producto. Has de ajustarlo a sus necesidades específicas que evolucionan conforme al entorno cambiante, como es la situación actual. Así, de esta guerra, saldrán victoriosos tú y el cliente.



 
 
 

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